Factores asociados a la conducta criminal
Con base a la Dirección Central de Policía Judicial e Inteligencia (DIJIN,2010), la criminalidad “es el conjunto de todas aquellas conductas de individuos o grupos que en una sociedad y período determinado le causan la muerte, lesiones a la integridad física, moral y patrimonial de otros o del estado” (p. 312). Por lo tanto, la conducta criminal es orientada a causar daño, creando miedo y caos, tanto al estado como a los habitantes de un territorio.
los factores externos se relacionan con los componentes sociales, es decir, las personas con las que se relacionan, los entornos y los espacios de convivencia del individuo y las situaciones a las que está expuesto en su vida, pues, como es de conocimiento los individuos no se desarrollan en espacios aislados, ya que en su vida tienen contacto con diferentes personas, ya sea con su núcleo familiar, en la escuela, con sus amigos de la comunidad, y diferentes instituciones y estás de forma directa o indirecta influyen en su desarrollo y en la formación de su comportamiento.
La familia es un factor determinante en el desarrollo del individuo, esto debido a que, en ella se sientan las bases de la educación y los valores, y esto contribuye a la formación del carácter y la personalidad, y a como el individuo se desarrolla en la sociedad. Ya que, las primeros lazos o relaciones que hace el individuo es con las personas de su familia, y así aprende a como relacionarse y convivir en una sociedad.
Pues desde temprana edad, el individuo suele replicar y a su vez, normalizar el comportamiento de las personas de su núcleo familiar, es decir, si un niño crece en una familia donde es muy frecuente la violencia, es probable que replique estos comportamientos en otros espacios donde este se relaciona, como por ejemplo, en el centro educativo, o con los amigos de su comunidad, ya que es un comportamiento aprendido, y si esta conducta no se corrige a tiempo, este niño puede crecer siendo una persona violenta.
Debemos antes que todo, recordar que el concepto de crimen y sus términos relacionados: criminalidad, delito, conducta desviada y delincuente, son constructos sociales y por lo tanto, no están genéticamente determinados, sino más bien, socialmente establecidos, tanto es así, que dependiendo del concepto que cada sociedad tenga de estos términos, así serán, incluso, las estadísticas criminales de cada país (Hikal, 2009).
De acuerdo a las tasas de criminalidad mencionadas en la problematización, estudios mencionan que esta conducta está asociada a condiciones familiares y sociales particulares del individuo (Rodríguez, Espina & Pardo, 2013), así como los estilos y las pautas de crianza (Bardales & Serna, 2015), influencia de variables socio-ambientales, en la adquisición, desarrollo y mantenimiento de la conducta criminal (Andújar, 2011), factores psicosociales de riesgo asociados a conductas problemáticas (Sanabria & Uribe, 2010) generalmente dichas relaciones se señalan en forma cuantitativa y con frecuencia se supone que su grado de determinación depende de la medida de la asociación entre los factores biológicos, sociales y de personalidad.
Factores biológicos. De acuerdo a estudios realizados en la actualidad (Huertas-Díaz, 2011), refieren que la conducta humana constituye un fenómeno multifactorial determinado tanto por la interaccion como por particularidades biológicas de nuestra especie que llamaremos carácter, gobernado por el aspecto biológico pero influenciado por el entorno (Maturana & Varela, 2012), se ha encontrado que un factor de riesgo latente son los daños cerebrales adquiridos durante la gestación o durante la vida extrauterina (Araya & Crespo, 2016), el uso de medicamentos, enfermedades adquiridas o congénitas de la pareja con la que se viva (Sotomayor, 2017), de igual forma, las evaluaciones neuropsicológicas demuestran que los niños y adolescentes con trastornos de la conducta parecen tener afectado el lóbulo frontal del cerebro, lo cual interfiere con su capacidad para planificar, evitar los riesgos y aprender de sus experiencias negativas (Salazar, Ñustes & Ramirez, 2012).
Factores sociales. Tarín & Navarro (2006), describen que estar expuestos a espacios donde se observen conductas delictivas, puede ser un factor social de riesgo en el desarrollo de la conducta criminal, junto con factores socioculturales, ambientales y espacio-temporales (Shlafer, 2010), influencia de los pares, desde el ámbito familiar quiénes establecen la dinámica en el núcleo y forman parte en el conjunto de normas y pautas de crianza (Borre & Kliewer, 2010), permisividad y falta de vigilancia de las actividades de los hijos (Pineda & Díaz, 2015), consumo por parte de los padres y la dependencia a diversas drogas, elevan riesgo de que el adolescente presente una amplia gama de tendencias el psicopatológicas Marmorstein, Iacono, McGue, (2009) influencia e imitación de los padres.
Factores de personalidad. Por último, pero no menos importante, se encuentra el factor de personalidad, relacionado con el componente psicológico, García & Armas (2009), mencionan que la conducta criminal puede darse por falta de concentración, escaso autocontrol, hiperactividad, baja tolerancia a la crítica y a la frustración, nivel de inteligencia bajo e impulsividad, falta de empatía (Aroca- Montolío, Lorenzo-Moledo & Miró-Pérez, 2010).
Los estudios proponen una formulación nueva de la psicología evolutiva (Bosick, Bersani, & Farrington, 2015) acerca de las interacciones persona-situación, que se resuelve de dos maneras: una, en que las variables de la persona, a través de los procesos de selección, evocación y manipulación, hacen explotar de forma no aleatoria los episodios y problemas de adaptación, y la otra, en que las diferencias individuales intervienen en las estrategias desplegadas hacia la solución de los problemas de adaptación (Morizot, 2015). En consecuencia, los humanos han desarrollado mecanismos psicológicos que son muy sensibles a las señales que indican la presencia de cada problema de adaptación. (Cónfer, 2010).
Referencia Bibliográfica:
Andújar, B. (2011). Conductas antisociales en la adolescencia. Maestría en intervención en convivencia escolar. España: Universitas Almerienses.
Araya I., Crespo F. A (2016). Teoría de agencia: Una revisión del origen biológico del delito. Estudios gerenciales, 32, 146-153.
Bardales, E. y La serna, D. (2015). Estilos de crianza y desajuste del comportamiento psicosocial en adolescentes de una institución educativa estatal, Chiclayo – 2014. Licenciado en Psicología: Universidad Católica Santo Toribio de Mogrovejo.
Hikal, W. (2009). Criminologia genética y factores endógenos de la criminalidad. Revista electrónica de portales médicos.
Huertas-Díaz, O (2011). Aproximaciones a la antropología criminal desde la perspectiva de Lombrosso. Revista de criminología, 53(1), 293-306.
Maturana, H. y Varela, Fr. (2012). El Árbol del Conocimiento (19 edición). Santiago: Editorial Universitaria.
Sanabria, A. y Uribe, A. (2010). Factores psicosociales de riesgo asociados a conductas problemáticas en jóvenes infractores y no infractores. Divers: Perspect. Psicol. /SSN: 1794-9998 / Vol. 6 / No 2 / 2010 / pp. 257-274. DOI: http://www.usta.edu.co/otraspaginas/diversitas/doc_pdf/diversitas_10/vol.6no.2/ articulo_4.pdf.
Salazar, J. A. A., Ñustes, J. M. B., & Ramírez, C. X. L. (2012). Factores de riesgo biopsicosocial que influyen en el desarrollo del trastorno disocial en adolescentes colombianos. Revista Internacional de Psicología, 12(01), 1-26.
Sotomayor, G. A. (2017). Aportaciones biológicas recientes que explican algunas causas de la criminalidad. Letras Jurídicas, 18(18).
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